sábado, 14 de mayo de 2011

Al entrar a través de una ventana situada en el plano de la pared o de una claraboya colocada en el plano elevado de una cubierta, la luz solar cae sobre las superficies interiores de la habitación, aviva su colorido y articula el conjunto de sus texturas.

Las variaciones de iluminación y de penumbra que la propia luz comporta, hacen que el sol sea un elemento revivificador del espacio y articulador de las formas que en él se encuentran.

Basándonos en su intensidad y distribución, en una habitación es evidente que la luz solar puede clasificar las formas espaciales o, por el contrario, deformarlas; puede crear una átmosfera agradable o infundir un ambiente sombrío.









La Casa Kaufmann destila espacio en los planos horizontales.

Dado que la intensidad de la luz que emite el sol es suficientemente constante y su dirección abosultamente previsible, los determinantes relativos a su impacto visual sobre las superficies, las formas y el espacio de un estancia, son la dimensión, la situación y la orientación de ventanas y claraboyas o lucernarios.


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